Me gusta hablar con la gente y ser espontánea y natural, pero no siempre se me da bien. Una vez, le pregunté a la cajera del
supermercado, que de cuántos meses estaba. Fue una de esas ocasiones en las que
debí quedarme callada. Si no estaba
embarazada, obviamente estaba… ¿¿gorda?? ¿rellenita?¿con un poco de barriga?,
no había forma de arreglarlo. La edad me ha hecho más prudente pero también más
libre, más alocada a veces, me ha quitado complejos y me ha dado seguridad. Si ahora
estuviera embarazada y con una espectacular barriga y me miraras descaradamente
sin decirme nada sería yo la que sonreiría y te diría que no te apures que no iba a explotar y que
aunque lo parezca, no soy una superwoman…pero casi.
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