martes, 29 de enero de 2013

Gracias a Frank Sinatra



Sé que parece exagerado, pero no lo es. Mi primer hijo lloraba todo el rato que estaba despierto y no, no dormía mucho. Entre toma y toma, lloraba, comía y lloraba. Salíamos de paseo y lloraba. Y si no lo hacía estábamos en tensión porque sabíamos que en cualquier momento se pondría a llorar. Recorríamos una hora de coche para ir a la playa y…lloraba todo el rato. La gente a veces me preguntaba ¿y por qué llora? Y…¡¡¡ yo que sé!!! . En fin, es duro, no te deja dormir, no hay descanso y no es fácil de llevar. Además los niños a medida que crecen te sonríen, te abrazan, te dicen cosas bonitas…el bebé que llora, llora. Nosotros de broma siempre decíamos que no le gustaba la familia que le había tocado. Recuerdo abrir el grifo del lavabo quinientas veces para conseguir que por lo menos unos segundos dejara de llorar, acunarlo en brazos, oír una y otra vez el New York de Frank Sinatra y bailarlo al mismo tiempo para que se durmiera.  Agotador. Una semana después de que cumpliera un año, tuvimos que hacer un viaje en coche de casi dos horas. Grabamos un CD con las canciones del Oso de la casa azul, y por primera vez en su vida, no lloró en el coche. Por fin, vimos la luz, porque yo no soy una superwoman…pero casi.

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